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DAVID&HELENA

¡Olvidarla! Usted forma parte de mi existencia, de mi propio ser. Ha figurado en cada una de las líneas que he leído, desde que vine aquí por primera vez, cuando era un chico vulgar, cuyo pobre corazón ya laceró en aquel entonces. Usted siempre ha formado parte de todas las esperanzas que he tenido desde que la vi… en el río, en las velas de los barcos, en los pantanos, en las nubes, en la luz, en la oscuridad, en el viento, en los bosques, en el mar, en las calles. Ha sido usted la encarnación de toda la graciosa fantasía que mi espíritu llegó a forjar…  Hasta la última hora de mi vida, Estella, no podrá usted evitar que siga formando parte de mí mismo, parte del poco mal o bien que exista en mí. Pero en esta separación que usted me anuncia, solo la asocio con el bien, y la recordaré fielmente confundida con él, porque a pesar del profundo dolor que ahora siento, usted debe haberme hecho más bien que mal. ¡Oh Estella, Dios la bendiga y la perdone!”

Charles Dickens, Grandes esperanzas.

¿TOMAMOS UN CAFÉ?

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